Su proverbial riqueza, su variado territorio que parece reunir en sí, en los arenales de la Costa, los áridos desiertos del África; en las dilatadas Punas, las monótonas estepas del Asia; en las elevadas cumbres de la Cordillera, las frígidas regiones polares; y en los espesos bosques de la Montaña, la activa y lujosa vegetación tropical, me decidieron a preferir el Perú como mi campo de exploración y estudio (…). Hecha esta determinación, pensé prepararme de antemano por dos años para emprender con provecho mi campaña. En este tiempo era mi propósito ver todo lo que se había hecho y publicado sobre el país que había escogido como blanco de mis trabajos, proveerme de los libros e instrumentos necesarios, recoger cuantos datos me fuera posible sobre la región que iba a visitar, y formar un proyecto o plan de estudios, a fin de facilitar el trabajo, economizar el tiempo y hacer un estudio más completo (Raimondi, 1874:6)